Una madrugada Ucayalina cuando el sol se asomaba por encima
de las copas de los árboles, que esa mañana ucayalina estaba con todo su
esplendor. Cierta familia de aguajes se
encontraba en el árbol donde vivía, programó una visita a su compadre el
ungurawi pues su ahijado se encontraba enfermo. Aguajín era el menor de los
hijos, como era su costumbre estaba durmiendo
tranquilamente su siesta mientras todos los esperaban ya vestidos e
inquietos.
-¡Aguajín levántate! - le decía su mamá.
- ¡Yaaaa! ¡mamá! – y haciendo un gran esfuerzo se levantó.
Llegaron a la casa y encontraron la novedad que el niño ya
estaba bien de salud y toda su familia muy contenta. Aguajín prometió no ser
más un dormilón y que ese tiempo lo iba a dedicar va estudiar.
Todos se sintieron felices y pasaron un día
maravilloso.
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